viernes, 20 de junio de 2008

Cinco Obejitas: "Apocalipsus"


APOCALIPSUS

Si me escondo tras el árbol, la niña de los mil colores viene a mí. Me pregunta por el conejo que perdió, le explico que hace tiempo que lo busco y que en el entretiempo comencé a hacer muchas cosas olvidando su partida y perdiendo el camino:

Tras el bosque se encontraba una calabaza con forma de carroza voladora, pero la carroza no volaba, sino que sólo podía descender cada vez más abajo.
Estaba seguro que el conejo no se había ido por ese lugar, pero de todos modos me subí.
Sucede.

_ Niña de los mil colores, no tengo palabras para expresar lo que sentía en el momento en que las puertas de la carroza antivuelo se cerraron. Supe decir en algún momento que me habían atado un nudo en la cabeza. En los oídos tenía auriculares y escuchaba la canción que papá me cantaba antes de dormir antaño: "Muchacho ojos de papel, a dónde vas....".
“Mis ojos, cegados por la modorra y el rocío de los pensamientos a mil. Manos y pies danzando al compás del corazón musical....

En fín, la niña de los mil colores me observaba con el semblante estéril y yo tuve que parar con esa parte de la historia. Me limité a decirle que descendí tan bajo, que no recordaba cuanto.
Pero a continuación relaté mis andanzas en la ciudad de los mudos, porque allí me dejó la calabaza antivuelo:

En ese lugar, conocí a la muchacha que me dejó todas las cicatrices que denotaba mi cuerpo y vestiduras, porque ella tenía resortes en la cabeza, resortes azabache brillantes. Pero lo que me cautivó, no fueron sus resortes, sino su manera de decir las cosas sin palabras, porque en la ciudad de los mudos nadie hablaba y la mayoría de las personas escribían, pero ella no, ella hacía, actuaba, sentía y hacía sentir.
Yo no contaba con esa cualidad. El nudo que llevaba en mi cabeza por haber aceptado descender en la calabaza no me dejaba pensar con claridad, ni mucho menos compartir pensamientos.
De todos modos ella estaba siempre conmigo y me dijo que me quería haciéndome el amor en la sombra de un día.

Con el tiempo, mi cabeza se volvió más y más libre.

En un momento tuve miedo.
Mucho miedo.
Comencé a preguntarme qué sucedería si yo volviera a mi lugar anterior... Sin perder segundos, la calabaza antivuelo me vino a buscar y me llevó de paseo, por ratos volvía y me sentía enamorado de la chica de los resortes, pero la mayoría del tiempo me la pasaba viejando con el cerebro anudado.


Cada vez veía menos y menos a mi chica.


Una noche, la calabaza antivuelo, no me dejó en la ciudad de los mudos, sino que en el abismo sin tiempo, donde pasé no se cuánto observando la nada, mi nada, con tantos viajes cerebrales que había perdido el hilo y la madeja.

La chica de los resortes estaba comenzando a cansarse de mi inestabilidad, no pude volver a alcanzarla.



Tomé la calabaza antivuelo por última vez, fui a la ciudad de los mudos y ella ya no estaba, me escribieron que se fue a vivir a los cielos colmada de dolor, el mismo que yo le había causado abandonándola.
Entonces, me levanté y salí corriendo pensando en ascender nuevamente, pero como dije en un principio, eso no era posible mediante la carroza antivuelo, porque ésta sólo transita en el inframundo.
Tuve que valerme de mis brazos y piernas para escalar por el muro interminable. Muchos cadáveres que jamás llegaron yacían a lo bajo. Pero yo lo logré. Tal fue mi convicción, que volví a donde había comenzado. Porque la única forma de salir de una de estas es volviendo a comenzar.
Apenas tuve tiempo de descansar.
Mi chica se apareció rodeada de bellezas, como auras de benevolencia infinita. Ni siquiera se detuvo a mirarme, porque ella caminaba airosa por un mundo muy distinto al mío. Su dolor parecía haberse ido, superado, acabado. Yo no existía.
En ese preciso instante quedé devastado, sin ganas ni aire. De repente, ya nadie podía verme, transitaba por un mundo paralelo y solitario. Me acostumbré al gris.
_ De repente te encontré a ti, niña de los mil colores, y ya no comprendo bien dónde estoy. ¿Será que estoy volviendo?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola escribo para avisarte que hice un link a tu blog desde el mio... saludos! eduardo

Anónimo dijo...

-Primero quiero que me digas en qué mano tiene! naranja.
-En la derecha -contestó Alicia.
-Ahora --,dijo Carroll- fíjate en el espejo y dime en mano tiene la naranja la niña que ves en él.
-En la izquierda --dijo Alicia.
-¿Y cómo se explica eso? -le preguntó Carroll.
La niña se quedó dudando, pero al fin dijo:
-Si yo estuviera al otro lado del espejo, ¿no es cierto que naranja seguiría estando en mi mano derecha?
-¡Bravo, mi pequeña Alicia! ---exclamó Carroll- ¡Es la mejor respuesta que he recibido hasta el momento!



todo depende como se mire... o mejor dicho de que magico lado.



es un buen block no se por que tiene tan pocas firmas :S

Daniela dijo...

JA! GRACIAS POR EL COMENTERIO CHICO/A ANONIMO. PARA LA PROXIMA DEJATE UN NOMBRE ASI TE UBICO SI? ;)...


AHI SE VEMOS.



[cORDERITO]